Quienes Somos – Nuestra Congregación

HERMANAS DE BETANIA FRANCISCANAS DE MARIA INMACULADA

LA NUEVA FUNDACIÓN

En agosto de 1955 debido a una inspiración de Dios a una alma privilegiada y con el consentimiento de la madre provincial Sor Ersilia Crugnola, se pidió a las madres del Consejo Generalicio el permiso para que Sor Carmen se dedicara a la fundación de las Hermanas de Betania y se recurrió al Santo Padre para que con su licencia esta Hermana se separara de las salesianas y emprendiera la nueva obra que fue una combinación del espíritu franciscano y salesiano. Sin dinero, confiada sólo en la providencia divina, comenzó la fundación que gracias al auxilio divino ha progresado. Así, pobres, contemplativas y enamoradas de la Sagrada Escritura como San Francisco de Asís y activas al estilo de San Juan Bosco, comenzó la nueva familia religiosa de las Hermanas de Betania.

En 1954 Sor Carmen Urquiza, con permiso de la Madre Provincial Sor Ersilia Crugnola, ya había fundado el colegio «Fray Juan de Zumárraga» en la Unidad Barrientos. Sor Carmen, acompañada de algunas maestras seglares empezó a trabajar en este colegio y su hermano, el arquitecto Urquiza, dio el enganche para que se comprara una humilde casita que les sirviera de albergue cuando no estaban en la escuela; por la tarde volvía a su convento salesiano de Santa Julia.

Fue en noviembre de 1955 que llegó la licencia de Roma para que Sor Carmen pudiera dejar la congregación salesiana y entregarse de lleno a la nueva  fundación. Entonces, completamente de acuerdo con sus superioras, salió para Barrientos y se quedó allí con dos de las maestras que la acompañaban y que quisieron quedarse como miembros de la nueva fundación, éstas fueron Sor Irma Franco Becerril y Sor María Lucio Martín del Campo.

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En esta casa se reunieron las primeras jovencitas que se unieron a la madre Josefina Urquiza para la fundación.

El 6 de noviembre de 1955, llenas de proyectos y celo apostólico, como Pía Unión “Hermanas de Betania” establecieron su CASA CENTRAL en la calle de Porfirio Díaz No. 23, Tlalnepantla, Estado de México. Allí, durante tres años se consolidaron las bases de la que habría de ser nuestra congregación: una fraternidad a la que se le ingresa sin exigencias económicas. Un año después, el 3 de enero de 1956, se funda el Colegio “Don Bosco” en esa misma dirección, siendo el único colegio de religiosas en la ciudad de Tlalnepantla.

La primera comunidad estuvo integrada por 15 Hermanas.

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1.- Josefina Urquiza Jáuregui 2.- Irma Franco Becerril 3.- Francisca Acosta Estrella 4.- Teresita Moreno Moreno 5.- Paz Vázquez Solís 6.- Trinidad Sánchez Olvera 7.- Ma. Santos Carrillo García 8.- Sara Razo Ramírez 9.- Ma. Imelda Aguilar Manzo 10.- Lorenza Sánchez Olvera 11.- Francisca Jasso López 12.- Ma. de Jesús Brambila García 13.- Ma. del Pilar León González 14.- Asunción Castolo Galicia 15.- Irene Díaz Díaz

APROBACIÓN COMO “PIA UNIÓN”

El 15 de noviembre de 1955 el excelentísimo señor Arzobispo Primado de México, Luís María Martínez y Rodríguez, nos otorgó la aprobación Pía Unión con decreto de Erección de “Hermanas de Betania”. El 8 de diciembre de 1956 tomaron el hábito las primeras novicias. El 8 de diciembre de 1958 profesaron las primeras 15  Hermanas y recibió los votos el R.P. Agustín Saavedra.

Mons. Luís María Martínez y Rodríguez Arzobispo Primado de México de 1937 a 1956
Mons. Luís María Martínez y Rodríguez
Arzobispo Primado de México de 1937 a 1956

 

APROBACIÓN DIOCESANA

El 19 de marzo de 1967 entran en vigor las primeras Constituciones, fueron elaboradas por nuestra madre fundadora, que a su vez fue asesorada por el Pbro. Fray Benjamín Pérez López O.F.M., pero no se emitió ningún documento que le diera valor canónico a nuestro documento legislativo.

 

Fray Felipe de Jesús Cueto
Fray Felipe de Jesús Cueto

 

Sor Josefina Urquiza
Sor Josefina Urquiza

El 31 de diciembre de 1975 fuimos erigidas como Congregación de Derecho Diocesano: HERMANAS DE BETANIA FRANCISCANAS DE MARIA INMACULADA, por el Excelentísimo Señor Obispo Fray Felipe de Jesús Cueto O.F.M., Primer Obispo de Tlalnepantla.

De nosotras podemos decir que: “Somos mujeres elegidas, llamadas y enviadas por Dios a mostrar su misericordia a la niñez y a la juventud a través de la enseñanza”.